Objetivos históricos
La idea de dotar a Castilla de un sistema de navegación exterior es, además de un viejo objetivo, una aspiración histórica reiteradamente frustrada: romper el aislamiento de una región interior y agraria, para dar salida comercial hacia el mar a sus excedentes. Muchos y variados fueron los proyectos que apuntaron a esa meta, casi tantos como los inconvenientes que surgieron en cada uno de ellos. Ya de entrada, la única salida natural de este territorio es por el Oeste, siguiendo el curso del Duero, pero la frontera política portuguesa constituyó históricamente un obstáculo tan poderoso como las barreras montañosas que aislaban a la región por los otros puntos cardinales.
En el siglo XVI algunos proyectos intentaron romper ese aislamiento secular mediante la navegación fluvial. Sin embargo, y debido a las deficiencias técnicas y a la insuficiencia de los recursos financieros, éstos fueron inviables. Sólo un pequeño tramo del Canal del Carrión, entre Husillos y Villamuriel, llegó a hacerse realidad, y el mismo puede considerarse como el antecedente histórico más remoto del Canal de Castilla.
Hasta mediados del siglo XVIII no empezó a superarse el aislamiento secular de la región castellana. Los nuevos caminos carreteros, construidos a iniciativa del Marqués de la Ensenada, no fueron suficientes para facilitar el tráfico de mercancías pesadas y de bajo precio. En una región en la que los productos agrarios constituían la parte principal de las exportaciones, la alternativa más eficiente y rentable no podía ser otra que el transporte fluvial a través de ríos y canales navegables. Así durante mas de un año, el ingeniero francés Carlos Lemaur, se dedicó a recorrer los ríos de la cuenca del Duero con el fin de estudiar sobre el terreno esta posibilidad. Lemaur llegó a la conclusión de que no sólo era posible abrir canales de navegación en Castilla, sino que, además, su caudal sería suficiente para emplearlos también en el riego, lo que beneficiaría considerablemente a las comarcas más áridas de la región, sobre todo la de Tierra de Campos.
Tomando como base las observaciones y los estudios parciales de Lemaur, Antonio de Ullosa elaboró en 1753 el Proyecto General de los Canales de Navegación y Riego para los Reinos de Castilla y de León. Dicho trabajo preveía la construcción de cuatro grandes canales: el del Norte, el de Campos, el del Sur y el llamado Canal de Segovia, que tomaría sus aguas del río Eresma, cerca de la capital y desembocaría en el Duero, en las proximidades de la Cartuja de Aniago (Valladolid).
Además de estos cuatro canales, el propio Lemaur había contemplado la posibilidad de ampliar la red de navegación con la apertura de otros tres. En los dos primeros, la idea consistía en prolongar el canal de Campos hasta llegar a León y Zamora, respectivamente, mientras que el tercero intentaba prolongar el Canal de Segovia hasta El Espinar. De este modo quedaba configurada una gran red de navegación interior que, de Norte a sur de la cuenca, permitiría poner en contacto a las áreas rurales con los principales núcleos urbanos de la región y, además, abriría nuevos mercados exteriores a los excedentes agrarios castellanos.